Cuando tu voz interior se alinea con tu verdad.  
A veces repetimos frases como si fueran verdades absolutas:
“Es lo que hay.”
“Todo va cada vez peor.”
“Sin sacrificio no hay nada.”
“Todo va cada vez peor.”
“Sin sacrificio no hay nada.”
Lo hacemos en automático, sin darnos cuenta de que esas palabras no solo describen nuestra realidad, sino que la diseñan. Cada vez que nuestra voz Off (la que destruye) habla, refuerza un patrón de sufrimiento. Y cada vez que la dejamos sin hackear, nos va programando para actuar desde el mismo lugar: la incomodidad de no ser nosotros mismos.
La pregunta es: ¿hasta cuándo vamos a dejar que un relato que no nos pertenece defina nuestras elecciones?
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La fidelidad al sufrimiento
Muchas de nuestras creencias vienen de afuera: familia, cultura, trabajos anteriores, experiencias pasadas. Sin querer, terminamos siendo fieles a una manera de pensar que asocia el logro con el sacrificio, la aceptación con la comparación, o la pertenencia con esconder quiénes somos de verdad.
Es una fidelidad invisible, pero muy fuerte: la fidelidad al sufrimiento.
Cuando la reconocemos, podemos cortar ese cordón. Y al cortarlo, la voz On (la que construye) aparece: no para negar lo difícil, sino para recordarnos que podemos elegir otra forma de abordaje, una que se base en la compasión y el amor.
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Es una fidelidad invisible, pero muy fuerte: la fidelidad al sufrimiento.
Cuando la reconocemos, podemos cortar ese cordón. Y al cortarlo, la voz On (la que construye) aparece: no para negar lo difícil, sino para recordarnos que podemos elegir otra forma de abordaje, una que se base en la compasión y el amor.
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Una mañana de lluvia y rulos
Recuerdo una vez que estaba por ir a una entrevista de trabajo en una radio. Para mí era un momento importante y quería causar la mejor impresión posible. Pasé mucho tiempo planchándome el pelo porque creía que “se veía más prolijo” así.
Esa mañana, sin embargo, llovía. Frente al espejo, con los rulos rebeldes volviendo a aparecer, me encontré en una disyuntiva: seguir insistiendo en mostrar una versión forzada de mí, o simplemente aceptar: “esta soy yo”.
Esa frase fue un quiebre. Hackeé mi propio piloto automático.
Dejé la planchita de lado, acomodé mis rulos y me fui así a la entrevista.
Disfruté muchísimo cada momento de ese día. Notaba lo fácil que era moverme sin tener que sostener la incomodidad de llevar una careta impostada. ¿Lo más importante?: Estaba tan feliz por sentirme bien conmigo que volví a casa sin expectativas por el trabajo. Haberme animado a ser yo misma ya había valido la pena. Sentír la fuerza que se liberó cuando decidí ser yo con mis rulos fue energía pura para mi cuerpo. Me sentía poderosa y creativa. Si lo de la radio no salía vendrían otras cosas nuevas, pensaba. Mi mente estaba radiante y mi cuerpo lo sabía. ¿Resultado?: una semana después obtuve el trabajo en Radio Mitre que tanto deseaba y fue una sorpresa y alegría enorme al mismo tiempo.
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Dejé la planchita de lado, acomodé mis rulos y me fui así a la entrevista.
Disfruté muchísimo cada momento de ese día. Notaba lo fácil que era moverme sin tener que sostener la incomodidad de llevar una careta impostada. ¿Lo más importante?: Estaba tan feliz por sentirme bien conmigo que volví a casa sin expectativas por el trabajo. Haberme animado a ser yo misma ya había valido la pena. Sentír la fuerza que se liberó cuando decidí ser yo con mis rulos fue energía pura para mi cuerpo. Me sentía poderosa y creativa. Si lo de la radio no salía vendrían otras cosas nuevas, pensaba. Mi mente estaba radiante y mi cuerpo lo sabía. ¿Resultado?: una semana después obtuve el trabajo en Radio Mitre que tanto deseaba y fue una sorpresa y alegría enorme al mismo tiempo.
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Hackear el piloto automático con frases cortas
No siempre necesitamos largas meditaciones o procesos complicados. A veces basta con instalar frases cortas que nos devuelvan al presente y nos saquen de la trampa del relato heredado.
Algunas que podés practicar:
Algunas que podés practicar:
• Cuando aparezca el “es lo que hay”, respondete: “Es lo que hay… y yo elijo qué hacer con esto.”
• Cuando surja el “todo va cada vez peor”, cortalo con: “Todo cambia, y yo cambio con ello.”
• Si escuchás dentro tuyo “sin sacrificio no hay nada”, pregúntate: ¿Para qué me sirve decirme esto? ¿A quién me recuerda?
Estas frases y preguntas son pequeñas llaves para abrir otra forma de relacionarte con vos mismo/a. 
Son tu recordatorio de que la voz On siempre está disponible: solo hay que encenderla.
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Tu turno
La próxima vez que notes que tu relato suena prestado, preguntate:
👉 ¿Esto me acerca a quien soy o me aleja?
👉 ¿Esto me acerca a quien soy o me aleja?
👉 ¿Lo digo porque lo creo, o porque lo heredé?
👉 ¿Cómo sonaría esta frase si la dijera mi voz On?
👉 ¿Cómo sonaría esta frase si la dijera mi voz On?
Ahí empieza el corte con el piloto automático.
Ahí empieza la libertad de diseñar tu propio relato.
Ahí empieza la libertad de diseñar tu propio relato.
✨ “Hoy corto el piloto automático. Elijo frases que me encienden, y dejo atrás las que me apagan.” ✨
    Mariela Alvarez 
@otramarieladistinta 
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